Hebreos 4:12. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Salmo 119:11,16. En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.
Me regocijaré en tus estatutos;
No me olvidaré de tus palabras
Salmo 119:103-105. Pues no hacen iniquidad
Los que andan en sus caminos.
Tú encargaste
Que sean muy guardados tus mandamientos.
¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos
Para guardar tus estatutos!
Salmo 12:6-7. Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.
Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.
Juan 1:1-4. En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
2 Timoteo 3:15-17. y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Salmo 33:6. Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca
Salmo 107:20-21. Envió su palabra, y los sanó,
Y los libró de su ruina.
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres;
Salmo 119:89-90. Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.
De generación en generación es tu fidelidad;
Tú afirmaste la tierra, y subsiste.
Salmo 119:129-130. Maravillosos son tus testimonios;
Por tanto, los ha guardado mi alma.
La exposición de tus palabras alumbra;
Hace entender a los simples.
1Pedro 2:2-3. desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
Juan 15:3. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
1Pedro 1.23-25. siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
Mateo 4:4. Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Lucas 21:33. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán
Juan 6:63. El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Juan 8:31-32. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Hebreos 11:3. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.
Isaias 40:8. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Proverbios 12:25. La congoja en el corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
Juan 17:17. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
2 timoteo 1:13. Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
Romanos 10:17. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Romanos 12:2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Efesios 6:15-17. y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
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